No dejemos de congregarnos…

Hoy estaba recordando la bonita historia de Eric Liddell, el plusmarquista escocés (el hombre más rápido de Escocia) que en las olimpiadas de 1924 en Paris renunció a la prueba reina de los 100 metros, por no quebrantar el día del Señor. Esta historia se ha llevado al cine a través de la película Carros de Fuego, obteniendo cuatro “Oscar” por su brillante guion histórico. Más que encontrarle un aspecto puramente legalista y tradicional a esta bonita historia, solo quisiera capturar el espíritu más benigno y la enseñanza más práctica y positiva de una tradición viva, como es, el congregarnos en el día del Señor, quiero decir los domingos, práctica que no debemos de abandonar, como algunos tienen por costumbre y mucho más en estos tiempos post pandémicos.

Pero pensando en clave más sencilla y cercana, tratándose de todos nosotros, los cristianos del siglo XXI, el día del Señor se está diluyendo como un azucarillo con nuestras mezclas humanas respecto al Culto al Señor, de los domingos; el que tradicionalmente desde los apóstoles hasta hoy, ha sido y sigue siendo, el día del Señor. Para los cristianos de los primeros tiempos el “Día del Señor” era el día de la Resurrección, considerado también el primer día de la semana, donde también se celebraba un ágape fraterno al que consideraban la fiesta del amor, y este era el día y la gran oportunidad semanal para confraternizar entre hermanos y celebrar juntos un tiempo de gratitud al Señor a través del Salterio (Libro de los Salmos).

La Didakhé, l’escrit cristià més primitiu que existeix diu: «Reuniu-vos el dia del Senyor, partiu el Pa i celebrin l’Acció de Gràcies». És indubtable que la meditació i l’estudi de les Sagrades Escriptures també ocupaven un lloc preeminent a la principal reunió de la comunitat messiànica del principi. També és cert que la vida social d’aquell moment era molt diferent de l’organització social del món actual.
Pero para los cristianos de entonces, y así a través de todas las generaciones, el domingo ha sido el punto de encuentro y de inflexión semanal para celebrar culto al Señor en las diferentes comunidades cristianas. Nuestro contra argumento actual, es que los tiempos han cambiado, y todos los días son del Señor (y también es verdad), pero hemos encontrado una falsa excusa para justificar nuestra pereza y seguir cómodamente con nuestro cristianismo a la carta, ¡qué lástima!.

Desde hace ya cincuenta años, siempre he tenido una gran ilusión y expectativa en reunirme con mis hermanos todos los domingos (con pocas excepciones) para rendirle culto al Señor. En Hechos de los Apóstoles, observamos el respeto, la honorabilidad y la emoción de los creyentes para alabar al Señor en su día santo, entiéndase el domingo. Probablemente también tendríamos que abordar la cuestión de lo que significa el culto al Señor bíblicamente hablando y otorgarle la gran importancia que este se merece y la enorme belleza además de la bendición espiritual que este acto contiene en sí mismo.

No podem desistir ni de bon tros, de conviccions tan importants i significatives com és, la de la principal reunió setmanal dels cristians confessos. Tampoc pretenc entrar en controvèrsies amb els nostres germans adventistas que guarden dissabte com a eix central de la seva pràctica de culte, cosa que també és respectable encara que no la compartim.

Creo que Eric Liddell fue el precursor, sin saberlo, de un maravilloso principio de compromiso y gratitud al Señor por su gran Salvación y por lo que Él representa para muchos de nosotros en nuestra vida actual y venidera. Liddell fue fiel a sus convicciones sin importarle lo que pudiera pensar de él, la élite olímpica de la época.

Per tant, permet-me recordar-te amablement que «aquest és el Dia que el Senyor va crear, gaudeix-te i alegra’t en Ell i lloa’l amb tota la teva ànima!», al costat dels teus germans; perquè Avui Diumenge és universalment el Dia del Senyor… Al·leluia!.

(Fets del Apòstols 2:42-47; 5:42; 20:7 / 1ª Corintis 16: 2 / Hebreus 10:25)

Julio Pérez
Pastor Evangélico

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